
NOTE: I have received a couple of comments related to a series in honour of my late mom, from people who have lived in the Mexican state of Coahuila, more specifically, in Agujita, my mom’s birthplace. One of them lamented that the posts were not written in Spanish, so I decided to translate the three-part series.
Click here to read the original text, in English.
En esta entrada y otras más (Parte I en este enlance), quisiera compartir algunas de las historias y recetas de cocina de la niñez de mi mamá en Agujita, un pequeño pueblo minero en el estado de Coahuila; cuando yo misma era niña (en la Ciudad de México), eschuché éstas y muchas otras anécdotas, sentada con mi mamá en su cocina, las cuales llenaron mi imaginación con imágenes pintorescas de México (y otros paises), y me motivaron a siempre seguir adelante, y nunca dejar de aprender cosas nuevas ¡Gracias, mami!
En la foto al principio, Esthercita (como le decían de cariño a mi mamá), con su hermanito José Angel (Agujita, Coahuila, circa 1931).
Mis abuelos tuvieron una tienda de misceláneos, y posteriormente, se cambiaron a un local más grande e inauguraron “La Japonesa”, propiamente un almacén general; por un tiempo, tuvieron un empleado llamado Goyo, que repartía órdenes a domicilio en una carreta jalada por un caballo, y le daban permiso a mi mamá de ir con él. Un día, mientras Goyo se bajó a entregar una orden, algo asustó al caballo y se fue corriendo a toda velocidad ¡Con Esthercita a bordo! El caballo siguió galopando, jalando la carreta hacia la vía del tren, pero era un caballo muy experimentado, y supo frenarse y parar antes de llegar ahí. Ese episodio terminó bien, pero un par de años más tarde, tan pronto como el caballo estuvo demasiado viejo para trabajar, mi abuelo cambió la carreta por una camioneta Chevrolet 1934 (la “troca” en espanglish estilo Agujita). Nuevecita, color azul marino, con su manivela y una tendencia a descomponerse frecuentemente. Sin embargo, eso le permitió a la familia salir a días de campo, a veces cerca del río Los Alamos. Mis abuelos trabajaban muy duro seis días a la semana, así es que mi abuela no tenía tiempo de preparar una canasta elegante; para aligerar el proceso, tomaba una lata de sardinas de la tienda, y empacaba un bento (almuerzo en japonés) con onigiri, preparados con arroz del día anterior y envueltos con lo que hubiera en la tienda, por ejemplo, rebanadas de jamón.
Onigiri son porciones de arroz japonés al vapor, comprimidas en forma de tortitas, cilindros u otras formas (triangulares or rectangulares); se pueden rellenar de un tipo de ciruela salada y fermentada (umeboshi), pescado cocido o huevo; también se acostumbra envolverlos con hojas de alga seca (nori), tortilla dulce de huevo, o espolvoreados con mezclas saladas, como ajonjolí tostado con sal, pescado seco, etc. Se diferencian de los sushi porque el arroz para sushi tiene vinagre, sal y azúcar, y los onigiri se hacen con arroz al vapor simple.
Así es que parece que los onigiri de jamón fueron inventados por mi abuela, su aportación siendo la de envolver los onigiri con rebanadas de jamón, que estaban más a la mano que hojas de nori y era más rápido que freir una tortilla de huevo. Mi mamá continuó la tradición, preparando estos onigiri de jamón para nuestros días de campo, y mi papá comentó una vez que nadie hubiera sabido de ellos en Japón en aquellas épocas, y seguro serían algo muy elegante, porque tanto el jamón, como cualquier otra carne fría, casi nunca se consumían en Japón antes de la Segunda Guerra Mundial.
Onigiri de jamón
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3 thoughts on “En Español: Esthercita en Coahuila – Parte II”